lunes, 16 de junio de 2014

Manejo inadecuado de inhaladores y control de enfermedades respiratorias

Cuando prescribimos inhaladores pensamos que nuestros pacientes saben manejarlos correctamente. Lamentablemente no siempre es así y ello se debe fundamentalmente a la escasa instrucción práctica que en ocasiones les facilitamos. La consecuencia del mal uso de los inhaladores es la falta de control de la enfermedad con el consiguiente aumento de diferentes recursos sanitarios.
Los primeros inhaladores comercializados fueron los cartuchos presurizados con clorofluorocarbonos (CFC) a dosis medidas (MDI), poco después se asoció su utilización deficiente a broncodilatación reducida y disminución del control de la enfermedad en asmáticos. Estos sistemas necesitan de coordinación entre la pulsación del dispositivo y la inspiración. En cambio, los inhaladores de polvo seco (DPI) esta coordinación no es necesaria pero el mal uso de estos dispositivos en bastante común.
Previamente se había sugerido que eran más fáciles de aprender a usar  los DPI que los MDI. Este estudio confirma que muchos pacientes no recibieron la instrucción necesaria por los sanitarios. La falta de formación en técnicas de inhalación incrementa en gran medida el riesgo del mal uso en todos los inhaladores estudiados.
En este trabajo se evalúan las técnicas de inhalación en un amplio grupo de pacientes ambulatorios en consultas de neumología italianas, investigando los factores asociados al mal uso de inhaladores y las relaciones entre las técnicas de inhalación y algunos resultados clínicos.
Por motivos prácticos y estadísticos se evaluaron los cinco tipos de inhaladores más utilizados: MDI, Aerolizer, Accuhaler, Handihaler y Turbuhaler. Cada paciente en un lugar tranquilo y usando un placebo mostraba la técnica de inhalación como si estuviera en su casa. Primero se analizaron los errores graves que hacía la terapia inútil (Tabla 1 y 2). La edad, el nivel de instrucción y el diagnóstico (EPOC, asma u otro) se incluyen como variables fijas en todos los modelos.
Como era de esperar hubo diferencias significativas entre asma y EPOC en relación al tabaquismo, sexo, edad y parámetros espirométricos. Tenían EPOC el 83% de los usuarios de Handihaler y el 65% de los de Accuhaler. El 37% utilizaba más de un tipo de inhalador y en su mayoría tenían diagnóstico de EPOC (82%). De los que tenían corticoides inhalados y ß-2 agonistas de acción prolongada (LABA) el 92.5% lo hacían en un solo inhalador y el resto en inhaladores separados.
Mediante modelo de regresión logística y ajustando por dispositivos se aprecia que el riesgo de errores graves aumenta con la edad (OR 1,12 +/- 0,01; p = 0,008) y disminuye con un mayor nivel de instrucción (OR 0,77 +/- 0,06; p = 0,001). Las mujeres mostraban una tendencia no significativa (OR 0,74 +/- 0,12; p = 0,064). No existe asociación de errores graves con FEV1, FEV1/VC, número de inhaladores utilizados, escala de disnea, ni presencia crónica de esputos. Los asmáticos tenían menor riesgo de cometer errores graves pero esta asociación desapareció después de ajustar por edad, dispositivo y nivel de instrucción. No hubo asociación con niveles de saturación de hemoglobina inferior al 90%. Existe asociación entre mal control de síntomas respiratorios y la presencia de errores graves en el uso de inhaladores en toda la población estudiada (OR 1,53 +/-  0,14 ; p < 0,0001) y también si se consideran por separado asma y EPOC.

La asociación fue clara en uso de recursos sanitarios en pacientes con errores graves en el uso del inhalador. Mayor riesgo de hospitalización, visitas a urgencias, uso de antibióticos y pautas de corticoides orales, siempre con significación estadística (p<0.05).
Un tercio de la población estudiada (incluido un 7% que indicó leer el folleto entregado sin más explicaciones) no recibió instrucción para el uso de inhaladores por parte de los sanitarios; otro tercio solo instrucción verbal y el tercio restante recibió una demostración práctica mediante un inhalador con placebo. Los pacientes que habían recibido instrucción por los neumólogos estaban asociados a un menor riesgo de errores críticos de inhalación para todos los dispositivos estudiados (OR 0,71 +/- 0,11; p < 0,03). Por el contrario, la falta de instrucción por los sanitarios aumentó el riesgo de errores críticos (OR 2,28 +/- 0,05; p < 0,001)
Al menos un error grave en el uso de cartuchos presurizados (MDI), Accuhaler; Handihaler, y Turbuhaler se observó el 12%, 34,5%, 35% y 43.5%; por tanto la posibilidad de cometer un error grave era mayor utilizando Turbuhaler y menor con MDI.
El 27% de usuarios de MDI mostraban mala coordinación mano-pulmón. Se considera un error grave disparar después de que la inspiración se complete o durante  la espiración y se detecta el 5% de los pacientes. Accionar el dispositivo en la segunda parte de la inspiración puede reducir la deposición en los pulmones utilizando los cartuchos presurizados pero no es grave utilizando las nuevas partículas extrafinas
El uso efectivo de los DPI requiere preparar y cargar cada dosis. Se observan porcentajes similares de error (8-11%) de este tipo de error grave con todos los DPI excepto para Turbuhaler (29%) que tiene una posición más precisa para cargarlo lo que explica el aumento de errores con este dispositivo. En los DPI el error más frecuente consiste en no realizar una inspiración suficientemente fuerte que ha llegado a ser del 26 al 29%. La valoración de una inspiración lenta como error grave es subjetiva, pero piensan que este hallazgo puede ser real y clínicamente relevante. En este estudio se ha decidido incluir como “inhalación lenta” solo cuando los observadores no oyen vibrar la capsula en los dispositivos aerolizer y handihaler que ocurrió en el 24% de las observaciones. En turbuhaler y accuhaler de los que mostraron inhalación lenta mediante la observación el 77% y el 60% respectivamente mostraron un pico de flujo en la inspiración menor de 30 litros/minuto. Resulta interesante que 102 de esos 106  alcanzaran in pico de flujo inspiratorio de al menos 30 litros/minuto después de haber sido adiestrados.
La tasa de errores graves en DPI no era inferior que la de los MDI. Este resultado ha de ser evaluado con cautela ya que nuestro informe no se diseñó para comparar diferentes mecanismos y nuestra elección de errores graves no fue equilibrada entre los inhaladores, tampoco hay acuerdo entre los errores clínicamente significativos entre los distintos inhaladores. Aunque la elección de los errores graves está basada en la literatura previa, es arbitraria y merece discusión.
Conclusiones
A pesar de los avances de la tecnología que han permitido la llegada de dispositivos de inhalación más fáciles de usar, el presente estudio ha demostrado que el manejo inadecuado de inhaladores sigue siendo un problema grave con los dispositivos actuales.
Este estudio podría tener ciertas limitaciones y sus resultados han de ser evaluados con cautela.  En primer lugar los hallazgos en la técnica de inhalación pueden estar sesgados por la elección de criterios para definir el mal uso de los dispositivos. Además los hallazgos están basados en la apreciación subjetiva del observador, aunque se intentó coordinar estas observaciones. En cualquier caso es innegable que los hallazgos en el mal uso del inhalador juzgados con una base clínica se asociaron a un control deficiente de la enfermedad y al uso de mayores recursos sanitarios.

Referencia bibliogáfica

Inhaler mishandling remains common in real life and is associated with reduced disease control

Melani AS, Bonavia M, Cilenti V, Cinti C,Lodi M, Martucci P, Serra M, Scichilone N, Sestini P, Aliani M, Neri M.
Respir Med.
(2011) Jun; 105(6):930-938

Bibliografía
1. Lavorini F, Magnan A, Dubus JC, et al. Effect of incorrect use of dry powder inhalers on management of patients with asthma and COPD. Respir Med 2008;102:593e604.
2. Melani AS, Zanchetta D, Barbato N, et al. Inhalation technique and variables associated with misuse of conventional metereddose inhalers and newer dry powder inhalers in experienced adults. Ann Allergy Asthma Immunol 2004;93:439e46.
3. Epstein S, Maidenberg A, Hallett D, Khan K, Chapman KR. Patient handling of a dry-powder inhaler in clinical practice. Chest 2001;120:1480e4.
4. Newman SP. Inhaler treatment options in COPD. Eur Respir Rev2005;14:102e8.
5. Lenney J, Innes JA, Crompton GK. Inappropriate inhaler use: assessment of use and patient preference of seven inhalation devices. Respir Med 2000;94:496e500.
6. Newman SP, Hollingworth A, Clark AR. Effect of different modes of inhalation on drug delivery from a dry powder inhaler. Int J Pharm 1994;102:127e32.
7. Leach CL, Davidson PJ, Hasselquist BE, Boudreau RJ. Influence of particle size and patient dosing technique on lung deposition of HFA-beclomethasone from a metered dose inhaler. J Aerosol Med 2005;18:379e85.
8. Serra-Batlles J, Plaza V, Badiola C, Morejon E. Patient perception and acceptability of multidose dry powder inhalers: a randomized crossover comparison of diskus/accuhaler with turbuhaler. J Aerosol Med 2002;15:59e64.
9. Molimard M, Raherison C, Lignot S, Depont F, Abouelfath A, Moore N. Assessment of handling of inhaler devices in real life: an observational study in 3811 patients in primary care. J Aerosol Med 2003;16:249e54.
10. Melani AS, Bracci LS, Rossi M. Reduced peak inspiratory effort through the Diskus_ and the Turbuhaler_ due to mishandling is common in clinical practice. Clin Drug Invest 2006;25:543e9.
11. Kamin WES, Genz T, Roeder S, et al. The inhalation manager: a new computer-based device to assess inhalation technique and drug delivery to the patient. J Aerosol Med 2003;16:21e9.
12. Sestini P, Cappiello V, Aliani M, et al., on behalf of the Associazione Italiana Pneumologi Ospedalieri (AIPO) Educational Group. Prescription bias and factor associated with improperuse of inhalers. J Aerosol Med 2006;19:127e36.
13. Al-Showair RAM, Pearson SB, Chrystyn H. The potential of a 2Tone trainer to help patients use their metered-dose inhalers. Chest 2007;131:1776e82.
14. Basheti IA, Armour CL, Bosnic-Anticevich SZ, Reddel HK. Evaluation of a novel educational strategy, including inhalerbased reminder labels, to improve asthma inhaler technique. Respir Care 2008;72:26e33

domingo, 15 de junio de 2014

Espirometría. Teoría y práctica

Resumen
La espirometría forzada es la principal prueba de función pulmonar, y resulta imprescindible para la evaluación y el seguimiento de las enfermedades respiratorias.
En Atención Primaria ha ido adquiriendo paulatinamente cada vez mayor importancia. Es imprescindible para realizar un diagnóstico correcto de la EPOC y fundamental para facilitar un diagnostico de Asma mediante la prueba broncodilatadora. Sirve además para monitorizar ambas patologías.

Aunque se tolera bien, está contraindicada su realización en caso de inestabilidad hemodinámica, embolismo pulmonar, neumotórax reciente, hemoptisis aguda, infecciones respiratorias activas, infarto de miocardio reciente, angina inestable, aneurisma de la aorta torácica, hipertensión intracraneal y desprendimiento agudo de retina.
Son contraindicaciones relativas su realización en niños menores de 5-6 años, pacientes confusos o demenciados, cirugía abdominal, torácica, cerebral, ocular u otorrinolaringológica reciente, diarrea o vómitos agudos, estados nauseosos, crisis hipertensivas y problemas bucodentales o faciales que impidan o dificulten la colocación y la sujeción de la boquilla.
Las principales variables de la espirometría forzada son la capacidad vital forzada (FVC) y el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1). La FVC representa el volumen máximo de aire exhalado en una maniobra espiratoria de esfuerzo máximo, iniciada tras una maniobra de inspiración máxima, expresado en litros. El FEV1 corresponde al volumen  máximo  de  aire  exhalado en el primer segundo de la maniobra de FVC, también expresado en litros. A su vez, el cociente FEV1/FVC muestra la relación entre ambos parámetros.
Es necesario que el resultado de la espirometría nos presente las curvas flujo/volumen y volumen/tiempo.
Cuando se pide la realización de una espirometría forzada debemos dar por escrito al paciente instrucciones claras y precisas para realizarla y cómo realizar la retirada de los broncodilatadores. Constará la abstinencia de fumar y hacer ejercicio en las horas previas.
Para la realización correcta de la espirometría forzada debe iniciarse en primer lugar una inspiración máxima, después el paciente iniciara una espiración brusca y rápida continuando espirando al menos durante seis segundos. La finalización no debe ser brusca, apreciándose un valor “plano” en la curva volumen/tiempo y una llegada suave de la curva al eje horizontal de la curva flujo/volumen.
La maniobre debe cumplir unos criterios de aceptabilidad y además debe ser reproducible. La diferencia entre las dos mejores mediciones debe ser inferior a 0.15 litros.
Se realizaran un mínimo de tres maniobras aceptable y hasta un máximo de ocho, dejando entre ellas un tiempo suficiente para que el paciente se recupere del esfuerzo.
Para el análisis de resultados de seleccionará los mayores volúmenes y el mejor FEV1 de todas las maniobras aceptables y sin artefactos, aunque sus valores no provengan de la misma maniobra. El resto de los parámetros se obtendrán de aquella curva aceptable donde la suma de los valores de FVC y FEV1 alcance su máximo valor.
Los espirómetros actuales disponen del software necesario para mostrar directamente estos parámetros.
A pesar de la buena colaboración del técnico y del esfuerzo del paciente en ocasiones no es posible obtener una buena espirometría.
La prueba broncodilatadora  está indicada ante la sospecha de asma y la primera vez que la realizamos para diagnosticar EPOC, principalmente.
Se recomienda la administración de 400μg de salbutamol en 4 pufs (100μg por puf) con cámara inhaladora separados por intervalos de 30 segundos. Como alternativa se pueden utilizar dos inhalaciones de terbutalina en polvo seco, Se considera la prueba positiva si aumenta el FVC o el FEV1 más de 0.2 litros y un 12%.
Comentario
La sociedad española de patología y cirugía torácica (SEPAR) publicó en 1985 un documento sobre espirometría forzada. La normativa SEPAR de espirometría del año 2013 supone una actualización y puesta al día de los aspectos relacionados con esta importante prueba diagnóstica. Para la realización correcta de espirometrías de calidad así como para de su validez e interpretación es un documento de gran ayuda.

Lectura del artículo sobre espirometría descargable en:

miércoles, 11 de junio de 2014

Apnea del sueño. ¿Desde el Hospital o desde Primaria?

COMENTARIOS EN NEUMOLOGÍA
Modelo ambulatorio frente a hospitalario en el tratamiento de la apnea obstructiva del sueño

L. Ginel Mendoza
 (Grupo de Aparato Respiratorio. SEMERGEN)

·                     La gestión y tratamiento de un paciente con apnea obstructiva del sueño a nivel de atención primaria no da peores puntuaciones a nivel de somnolencia diurna que aquellos pacientes tratados en hospital.

·                    La gestión de los pacientes con apnea del sueño en primaria genera un importante ahorro en relación a la gestión de estos pacientes a nivel hospitalario.
Se ha estimado que la apnea obstructiva del sueño acompañada de somnolencia diurna presentaba una prevalencia del 2 al 4% en la población adulta durante la década de los 90. Actualmente y debido al aumento de la obesidad, de la búsqueda de ausencia de enfermedad,  y de las implicaciones de la salud pública, se ha producido una demanda excesiva de demanda de servicios en relación a esta patología, acarreando listas de espera importantes en las unidades del sueño  en vistas a la realización de estudios de polisomnografía para determinar este diagnóstico y realizar el tratamiento pertinente. Este interés creciente ha suscitado la aparición de cuestionarios de cribado, locales de monitorización de sueño, y un aumento de demanda de los CPAP (presión positiva  continua en las vías aéreas).

Se estima que hasta un tercio de los pacientes que acuden a consultas de atención primaria podrían actualmente presentar síntomas sugestivos de apnea obstructiva de sueño, por lo que parece razonable la implicación de los profesionales de atención primaria en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, tras la realización de cursos previos  de formación, y con la disposición de las  herramientas precisas para su gestión.
En este sentido los autores de este estudio plantean como objetivo el comparar la eficacia clínica y los costes de un  modelo simplificado de diagnóstico y cuidados realizados en atención primaria, respecto a los centros del sueño de atención especializada.

Los autores realizan un estudio controlado y aleatorizado de no inferioridad en diferentes áreas del sur de Australia. Así, reclutaron 81 pacientes por parte de atención primaria frente a 74 pacientes que eran atendidos en un centro especializado hospitalario de Adelaida, de características homogéneas, durante el período de Septiembre de 2010 a Junio de 2011. Los pacientes fueron diagnosticados de apnea obstructiva del sueño tras someterse a un cuestionario validado de 4 items (que resultaba positivo en puntuación igual o superior a 5 sobre 10) y posteriormente a una oximetría nocturna (positiva si el índice de desaturaciones era igual o superior al 3%), o bien si existían más de 16 eventos por hora de pausas y una escala de somnolencia de Epworth superior a 8  sobre 24, o persistencia de hipertensión a pesar de tomar más de dos agentes antihipertensivos.
Las intervenciones realizadas por parte de los investigadores incluían, tanto en primaria como especializada, la aplicación de presión positiva continua en vía aérea, aplicación de férulas de avance mandibular, o medidas conservadoras solamente.
Los pacientes fueron medidos de forma basal y a los 6 meses mediante los resultados de la escala de somnolencia diurna Epworth (donde 0 era total ausencia de somnolencia diurna, y 24 la mayor somnolencia durante el día) junto a diferentes cuestionarios de sueño, de calidad de vida, de salud o SF-36, de vitalidad, de adherencia al tratamiento, así como de control tensional y del peso. Igualmente se midieron la satisfacción al tratamiento y el coste generado.
En relación a los resultados, los autores no observaron diferencias significativas en la puntuación de la escala de somnolencia diurna en ambos grupos en el transcurso de 6 meses (en ambos grupos la somnolencia se redujo de 12,7 de media a 7,0). Tampoco hubo diferencias significativas en los otros parámetros secundarios medidos: cambio de síntomas, calidad de vida, adherencia a las intervenciones y satisfacción.
Los autores además pudieron registrar un ahorro de costes en el grupo ambulatorio en relación al hospitalario (media de 1606 dólares en el grupo de primaria frente a una media de gasto de 2576 dólares en el grupo tratado en hospital).
Los autores concluyen que la gestión y tratamiento de un paciente con apnea obstructiva del sueño a nivel de atención primaria no da peores puntuaciones a nivel de somnolencia diurna que aquellos pacientes tratados en hospital.

Chai-Coetzer Ch, Antic N, Sharn L, Reed R, Esterman A Catcheside P et al. Primary Care vs Specialist Sleep Center Management og Obstructive Sleep Apnea and Daytime Sleepines and Quality of Life. A randomized trial. JAMA.2013;309 (10):997-2004

martes, 10 de junio de 2014

Recomendaciones de SEMERGEN sobre la EPOC

La guía española de la EPOC (GesEPOC). ha supuesto un cambio en el diagnóstico y tratamiento de la Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Clasifica los pacientes por fenotipos y nos orienta para el tratamiento más adecuado del paciente teniendo en cuenta su nivel de gravedad.
En el año 2013 compañeros del Grupo de trabajo de Respiratorio de SEMERGEN realizaron un documento actualizado.